REFUGIO
Que el sendero hacia el bosque se oculte para siempre,
que ni el sol descubra su escondite.
Aquí, entre los árboles y el agua, todo es calma;
ningún ruido, ninguna voz rompe el silencio.
Que nunca falte el susurro del viento
y el aroma a tierra húmeda al despertar.
No, no estoy para nadie; no quiero tus viejas canciones.
¿Para qué? Si al escucharlas, el eco me recuerda que existimos.
¿Qué quieren de mí, con tanto bullicio y desorden?
No fui hecho para seguir sufriendo tu recuerdo.
Solo quiero el murmullo del río, las ramas en su danza serpenteante,
y yo acurrucado, contemplando el movimiento…
Que el sendero me deje por siempre en el bosque,
sin moverme, envejeciendo, sin saber de tu existencia.
Al menos así la paz es completa.
El bosque es el mejor lugar de nuestras vidas.
Llévame con el viento, mójame en tus ríos,
desaparecer sin que nadie se percate y no seguir sufriendo.
Jorge Narváez C.
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