CARTAS DE AMOR 11

CARTAS DE AMOR 11

Señora bonita,

Muy pocas cosas me han conmovido tanto como las imágenes del genocidio en Palestina, esta historia teñida de rojo, de sangre y de tristeza no puede pasar desapercibida por este corazón así haya decidido volverse loco por usted.

Son dos tristezas distintas en un mismo corazón, dos maneras de ausentarme de la vida, por minutos suspiro por verla y en otros mis ojos se llenan de lágrimas por las atrocidades de la muerte.

Tarde en la noche, bajo la lluvia, la recuerdo. No sé si valga la pena volver a decirle que la amo, pero es algo en lo que francamente ya no puedo decidir. Usted más que nadie lo sabe desde esa noche en que perdí la cordura y se lo dije.

Allá en gaza la luna llena debe iluminar las calles con escombros, las esquinas apiñadas de lamentos, también guardan la rabia y certeza de seguir viviendo, es que no solo es negarse a morir, sino que, si toca morir, morir con la dignidad intacta y la vida puesta en la lucha más justa que nunca haya podido existir. Porque es cuestión de dignidad ya no de justicia, como este amor que se me sale de la piel y se eleva al firmamento buscando encontrarla, porque ya no importa nada más que decirle que esto es lo que siento. Otra cuestión de dignidad y no de justicia. Antes y después de cada arenga, mi corazón sostiene su aliento como un niño palestino frente a los tanques de guerra.

Más de medio siglo después, vuelvo a sentirme en los caminos de la incertidumbre, amores irresueltos y sentires tormentosos. Sin embargo, siempre habrá algo por lo cual levantarse de nuevo, como querernos, por qué no. O simplemente pensarnos (como quiera), pero hay una posibilidad de que mi corazón solo se dedique a sufrir por la guerra y amarla con locura.

Piénseme y piense en esa idea.

Suyo, simplemente.

Jorge Narváez C.