martes, 30 de octubre de 2018

EL CAFÉ

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El Café

Ya es bastante difícil definir el amor al calor de un tinto. Sentarse a esperar que llegue a la hora citada le da a uno mucho tiempo para pensar. Mirar cómo pasa el tiempo tras cada sorbo, mientras las palabras pasan raudas, el mejor momento para la divagación.

Claro y vos no llegas, son 15 minutos. En la universidad aplicábamos la ley del cuarto, los 15 minutos más largos, lo más parecido a la eternidad, sobre todo cuando la verdad no habías leído ni una línea y estabas a punto de hacer un parcial. Sentado en el extremo izquierdo del fondo preguntándole a tu compañero el resumen del resumen del tema.

Pero estos 15 minutos ya son 20. ¿Será que te llamo?

¿Cuál es la diferencia entre una Quimera y una Utopía?

Me puse a pensar en eso después de hablar con vos la última vez, la tarde en que me di cuenta que esto ya no es amor ni es nada. Que la quimera de encontrar un amor de esos que ayuden a crecer contigo pues se salió de las manos, pero que mi utopía de seguir buscando el amor está absolutamente viva.

Me obstiné por mucho tiempo en querer revelar el misterio de amarte sin romper tu libertad y mi coherencia; pero al final el peso de la realidad terminó por aplastarnos, a vos en tu mundo de ensueño y a mí en este suburbio de lo que fuera mi mundo en otros tiempos.

Cinco minutos más de divagación, si te llamo y no contestas me voy a poner de mal genio y no vale la pena salirme de casillas. Más de una vez nos salimos de la línea, se dijeron tantas cosas que fueron minando la confianza y el respeto; hoy no será uno de esos días, nos vamos a ver para cerrar el círculo.

Otros 3 minutos de silencio con la mente en blanco, lo sé porque acabo de ver el celular. Vos no vas a venir, siento esa certeza, es algo que se intuye.

Habitas por siempre en mi mundo, no importa que no te vuelva a ver, te apropiaste de palabras sencillas, de espacios cotidianos, de olores y de la tibieza. Aún hay una almohada en mi cama con la marca de tu saliva…

Cuando la razón de tus ojos empezó a suplir la realidad entendí que esto no iba a ninguna parte y entonces la alcoba empezó a ser el ring de tantas dudas y las palabras retumbaron sin ser oídas, pero como siempre tus ojos me daban la razón, o al menos eso creí.

30 minutos y no llegaste. Entonces me doy cuenta o simplemente acepto que en cada camino que crucé hacia ti encontré una pregunta sin respuesta, un error, una verdad a medias, una información ambigua; telarañas y reacciones sinsentido.

Una sola mirada fija a la puerta y me levanto. Talvez sea mejor así, sin alucinantes despedidas cargadas de pretextos.

Reconozco que me equivoque desde el principio, mis razones explotaron y se clavaron como dagas, la verdad es un lugar lúgubre pero no lloraré por mí, tampoco por vos. Sólo haré lo que leí en algún lado alguna vez: "Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato luego me levantaré a pelear de nuevo". John Dryden.

Nos tocó despedirnos por wasap, así de poco fue este final. Qué más da, el amor lo hemos de conocer en otro lugar y en otro tiempo.

domingo, 28 de octubre de 2018

NOCHE DE LUNA


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Noche de luna



Rara vez se encuentra uno un sueño al voltear la esquina, un sueño vestido de luz y de vestido blanco. Es como cuando uno va en la calle con los bolsillos vacíos, caminando bajo la lluvia y de repente al pie del andén uno se halla un billete que le alcanza justo para subirse al bus. Puede parecer que la vida devuelve lo que uno ha hecho, en billetes de dos mil, justo cuando uno necesita solo eso.

Entonces les decía que uno de cuando en vez se encuentra con un sueño, uno de esos que se sueña despierto. Y entonces te envuelve en una risa, en un baile al ritmo de la salsa y entonces de la esquina del recuerdo te zampa un beso. (Hago alusión a mi ejemplo del billete de dos mil de nuevo) Imagínense ustedes en esa esquina a 20 o 25 cuadras de la casa y llueve sin piedad en esa tarde-noche en la que justo se acabó la plata. ¿Ya me entienden? Ahora imagínense esa alegría de subirse al bus y ver pasar las calles, las gentes corriendo y ver las gotas de lluvia golpear los ventanales y uno sentado tan tranquilo rumbo a casa. ¿Ya la pillan?

Uno aprovecha el silencio para entender las señales que le da la vida, el silencio es la mejor melodía. Entonces ese sueño se materializa y te dice que sos increíble. Caramba, esas palabras te taladran y sobre todo viniendo de alguien maravilloso. Te pone a volar… Es como si esa luna eclipsara la tristeza. Saben, eso fue lo que pasó, en esta luna llena me trasforme otra vez en mí.

Ese sueño de luna llena me trasformó en mí, sí eso fue lo que pasó. Entonces otra vez me subí al caballo y me puse el yelmo y la armadura y cabalgué tras esos molinos de viento, que ahora son eléctricos. Y volví a creer…

Miren todo lo que puede pasar en una noche de luna.

Talvez el símil de encontrarse lo del bus es poco, más bien imagínense esta escena: Vos estás en el último día del mes, aún no te pagan, se acabó todo en la alacena y tienes un hambre que serías capaz de comerte una ensalada de brócoli; entonces te hace frio y te levantas a buscar una chaqueta y te la pones, te sientas a ver que hay en la televisión y metes las manos a los bolsillos para abrigarlas, entonces sientes en tu mano izquierda un billete, doblado en cuatro partes, lo sientes con las yemas de los dedos, le das vueltas y en fracción de segundos, antes de verlo, ya lo has desdoblado y te das cuenta que es un billete de cincuenta mil… Carajo, allí que sea de cincuenta o de mil no importa, lo que importa es esa sensación, esa alegría, ese momento de congraciarte con la existencia, te sientes parte del universo, hasta vuelves a creer en que la divina providencia te tiene en cuenta. Esa es la sonrisa que tuve en ese momento, la de volver a congraciarme con la vida.

Sí, ya se. Ustedes dirán que es una exageración, que soy muy histriónico y que eso pasa muy a menudo. Pero no, para mí fue el mejor momento de volverme a convertir en mí y quitarme por fin ese disfraz de ermitaño para volver a salir a deambular por estas calles que ya no asustan con los recuerdos.