CARTAS DE AMOR 22
Señora bonita
Entre avanzar o retirarme, me gana las ganas de sus besos,
como un imán que tira de mí hacia el abismo dulce de sus labios. No hay
retirada posible cuando el anhelo de usted late tan fuerte en mi pecho, cuando
cada pensamiento se dirige a la idea de encontrarla.
La pienso en cada amanecer, en cada susurro del viento, en
cada rincón donde el sol acaricia la tierra. Es la melodía que da ritmo a mi
corazón. No hay rincón en mi alma que no esté marcado por su presencia, por el
deseo constante de tenerla cerca.
Entre avanzar o retirarme, me rindo a la urgencia de su
amor, a la necesidad palpable de sus besos, a la fuerza inevitable que me atrae
a esa hoguera que puede ser mi abrigo o mi fin. En cada latido, en cada
suspiro, está usted, llenando mi mundo de colores, de sueños, de esperanza,
pero también de una inmensa nostalgia.
Me pierdo en la dulzura de su mirada, en el calor de un
abrazo, y encuentro el refugio donde mis miedos se disipan y mis sueños cobran
vida.
No puedo evitarlo, amiga mía. Cada vez que pienso en usted,
el mundo se vuelve un lugar más bonito, más lleno de vida. Sus labios son el
destino al que siempre quiero llegar, el hogar donde quiero descansar.
Con todo mi amor,
Jorge Alberto Narváez Ceballos.
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