HÉROES
Para mi Padre y ahora también para mi hijo…
Los héroes del barrio no llevan capas,
no vuelan ni tienen fuerza sobrehumana.
Sus manos están gastadas por el trabajo,
sus rostros marcados por la lucha diaria.
Los héroes del barrio se levantan temprano,
camino al trabajo con el cansancio a cuestas.
No sueñan con gloria ni reconocimiento,
sólo con el pan de cada día para sus hijos.
En las calles angostas, donde las luces parpadean,
donde el eco de los juegos de niños resuena,
los héroes del barrio enfrentan las sombras,
protegiendo su hogar con firmeza.
Ellos conocen el valor de una sonrisa,
la fuerza de un abrazo al final del día.
Entre los muros descascarados y las ventanas rotas,
construyen esperanza con cada gesto sencillo.
Los héroes del barrio no aparecen en los libros,
sus nombres no son recordados en monumentos.
Pero en cada rincón, en cada esquina,
vive su legado de resistencia y ternura.
Y aunque las noches sean frías y largas,
y el peso del mundo caiga sobre sus hombros,
los héroes del barrio se mantienen firmes,
con el corazón abierto y los pies en la tierra.
Jorge Narváez C.
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