Ven,
Pisa mi tierra,
camina sobre el lomo fresco de mi césped verde.
Siente el rocío húmedo en la planta de tus tibios pies.
Ven,
pasa adelante,
junto al árbol de hojas verdes y frutos jugosos.
Acaricia con tu mano las ramas y el follaje que te espera.
Ven,
baila al ritmo del viento.
Hagamos música con la percusión de nuestros cuerpos.
Empuja tus caderas junto a los acordes de la pasión y
nuestros besos.
Ven,
ya no te vayas.
Echa aquí tus raíces,
construye tu casa con las ventanas al sol naciente.
Para que solo entonces ya no necesites preguntar dónde está
el amor.
Jorge Alberto Narváez Ceballos.
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