lunes, 22 de julio de 2024

EL SILENCIO Y LA LUNA

 EL SILENCIO Y LA LUNA

 

Cuentan las historias de los ancestros que, en una época remota, cuando en el mundo aún había muchos espacios vacíos, el Silencio y la Luna se conocieron en una noche de plenilunio. En esos tiempos, el Silencio vagaba por la Tierra, buscando un lugar donde pudiera reposar, lejos del bullicio constante de la gente.

 

Una noche, mientras deambulaba por un valle tranquilo, el Silencio alzó la vista y vio a la Luna, radiante y solitaria en el firmamento. La Luna, curiosa, descendió un poco más cerca de la Tierra para observar al Silencio, quien parecía tan sereno y misterioso como ella misma.

 

"¿Quién eres?" preguntó la Luna con una voz suave que parecía un murmullo del viento.

 

"Soy el Silencio", respondió él. "Vago por este mundo en busca de un refugio, un lugar donde pueda existir sin ser interrumpido."

 

La Luna, conmovida por su soledad, le ofreció un pacto. "Ven conmigo," dijo, "y en mis noches, te regalaré un refugio. Serás la calma que acompaña mi luz, el susurro que acuna a los soñadores."

 

El Silencio aceptó la oferta y, desde entonces, en las noches de luna llena, la Tierra se sumerge en un estado de paz y serenidad. Es en esas noches cuando el Silencio se siente más pleno, descansando en el brillo plateado de la Luna, cubriendo el mundo con su manto invisible.

 

Los habitantes del mundo pronto se dieron cuenta de la magia de esas noches. Notaron que, bajo la luz de la Luna llena, los sonidos del día se suavizaban y las preocupaciones se desvanecían. Empezaron a contar historias a la luz de la Luna, historias de amor, de esperanza y de sueños. Así, en cada rincón, alrededor de fogatas y bajo cielos estrellados, se susurran las leyendas del Silencio y la Luna. Se dice que, si escuchas con atención en una noche de plenilunio, podrás oír el suave murmullo de su conversación, la melodía de su eterna danza.

 

Entonces, el Silencio encontró su hogar en la luz de la Luna, y la Luna encontró compañía en la paz del Silencio. Juntos, continúan iluminando las noches y acunando los sueños de todos aquellos que se detienen a escucharlos.

 

Jorge Alberto Narváez Ceballos



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