lunes, 29 de julio de 2024

CARTAS DE AMOR 28

 CARTAS DE AMOR 28

Señora Bonita,

 

Desde la quietud de esta noche, le escribo estas líneas que nacen de mi corazón solitario. Mis días se suceden entre el bullicio de la ciudad y el silencio de la selva, pero en medio de todo, su recuerdo es la llama que ilumina mis noches oscuras y mis despertares somnolientos.

 

Es difícil encontrar las palabras justas para expresar lo que siento, pues este amor, como los amores verdaderos, no cabe en los moldes de la lógica ni en las líneas rectas de la razón. Este amor es un río que fluye con fuerza indomable, que se desborda y arrasa con todo a su paso, dejándome desnudo y vulnerable ante la inmensidad de lo que siento por usted.

 

He visto el mundo cambiar, he sentido el peso de la historia sobre mis hombros, pero nada, absolutamente nada, ha podido cambiar lo que siento. Es la razón de ser de este universo de sentidos, su sonrisa es el bálsamo que cura mis heridas, su voz el canto que me arrulla en mis noches de insomnio, y la posibilidad de encontrarla es mi punto de llegada en este continuo caminar.

 

Recuerdo el primer encuentro de nuestras miradas, un cruce de destinos que ni el tiempo ni la distancia han podido borrar. En ese instante, supe que mi vida, con todas sus guerras y sus silencios, tenía un sentido profundo: amarla. Amarla con la fuerza de un huracán, con la dulzura de una brisa de verano, con la constancia de las mareas que van y vienen.

 

Hoy, mientras las mariposas revolotean en el aire pesado, le escribo con la esperanza de que estas palabras lleguen y encuentre en ellas el eco de mi amor eterno. Un amor que no conoce fronteras ni tiempos, un amor que, como un encantamiento, desafía todas las leyes de la naturaleza y la lógica.

 

Le prometo que, aunque el mundo siga girando y los días se conviertan en años, mi amor por usted permanecerá inmutable, arraigado en lo más profundo de mi ser. Porque amarla es la única verdad en medio de tantas mentiras, la única certeza en un mundo de incertidumbres.

 

Con todo mi amor,


Jorge Alberto Narváez Ceballos.



 

 

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