Mi sueño
Eres la melodía de las fuentes ocultas,
el rumor de los ríos que cantan en silencio.
En tu abrazo, el mundo se desvanece,
y solo queda el susurro de un poema eterno.
Tu cuerpo, de mármol y fuego,
emerge como la luz en la niebla,
y en su calor encuentro la senda,
la paz que sostiene mis sueños.
Tu sombra, vestida de noche profunda,
se desliza en mi memoria,
donde los recuerdos susurran tu nombre,
y el pulso se acelera repitiendo tus rincones.
Es allí, en los momentos cálidos y húmedos,
donde tu sombra se entrelaza con mis dedos,
dibujando figuras que el crepúsculo envidia,
en la danza eterna de lo tangible y lo etéreo.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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