miércoles, 28 de agosto de 2024

SIN TUS BESOS NO SOY NADA

He buscado en tu boca el alivio, la tregua al dolor que deja la ausencia. Esa partida que no avisa, que se va como un ladrón en la noche, y deja una sombra aferrada al pecho, un peso que no se aligera con los días. Allí, en el vacío que dibuja tu forma, creí encontrar las palabras que se me escaparon, las que nunca supe decirte, las que quedaron atrapadas entre los dientes y el miedo.

 

Bajo un cielo que se tiñe de gris, mi voz cae, derrotada, un eco que se pierde en las calles desiertas de esta ciudad que ya no conoce tu risa. Y en el aire frío que me envuelve, flota un suspiro sin dueño, sin rumbo, porque tú no estás, porque tus labios no están, y sin ellos, sin tus besos, el mundo se vuelve ajeno, inhóspito.

 

La vida duele cuando no estás, duele como una herida que no cicatriza, como el mar que golpea la roca, una y otra vez, sin descanso, buscando en cada ola una redención que nunca llega. Y tú, mujer de carne y hueso, de corazón que late y sueños escondidos, no pudiste esperarme. Te fuiste antes de que pudiera alcanzarte, dejándome al borde de un abismo, mirando la sombra de tu partida, esperando el regreso de esa boca que quizás nunca vuelva.

 

Sin tus besos no soy nada.


Jorge Alberto Narváez Ceballos



No hay comentarios.:

Publicar un comentario