ADORMECER
Una nube traviesa
juega a dibujar
un caballo azabache
en tu cabello.
Sobre tu piel de miel,
un sol perezoso
se estira y bosteza,
y en el brillo intermitente
de tus ojos soñadores,
un pájaro negro
emprende su viaje al infinito.
La noche, sigilosa,
te envuelve con suavidad,
como las alas de un ángel
en un abrazo cálido.
Duermes. La luna nueva,
escondida entre ramas secas,
suspira y cuenta estrellas,
yo te miro y soy feliz.
Jorge Alberto Narváez
Ceballos
ATARDECER ANDINO
OLEO SOBRE LONA
DARWIN CORDOBA
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