viernes, 30 de agosto de 2024

AMANECER

Amanecer

 

Las palabras despiertan con la tibia luz 

que la montaña guarda, se tiñen de rocío 

en la sombra temprana donde las hojas murmuran 

al sol que apenas nace, un deseo de ser bruma.

 

La mañana se despliega como un susurro de hojas 

en el borde del bosque, y la vida, aún dormida, 

asoma su rostro vivo ante el prodigio cotidiano 

de ser penumbra y fulgor, de ser canto y eco 

en las manos del viento.

 

Y en el resplandor naciente, el río canta su paso,

llevando en su corriente los sueños de la noche.

El tiempo, como un ciervo, cruza el claro,

dejando tras de sí un rastro de luz

que la tierra absorbe, callada, en su ser profundo.

 

El día se viste de esperanza, y el silencio,

tan antiguo como el bosque,

se funde con el primer aliento de la aurora.

 

Jorge Alberto Narváez Ceballos

Óleo sobre lienzo
Darwin Córdoba


 

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