CARTAS DE AMOR 29
Señora bonita,
No sabe cuánta falta me hace,
cuánto me urge encontrarla y, sobre todo, cuánto la necesito. El tiempo,
implacable en su marcha, no ha mellado mi amor ni ha apagado este deseo que se
vuelve parte de mi piel. Amarla es un suspiro en la madrugada, ese sobresalto
en una noche fría y silenciosa, ese latido que resuena en el silencio, el fuego
que arde suave y constante. Mi amor, lejos de desvanecerse, se ha aferrado a mi
ser con la tenacidad de las raíces que buscan vida en la tierra más árida.
En las noches, cuando el silencio
se vuelve abrumador, la imagino entre sueños. Su rostro dibujado en la
penumbra, su risa resonando como un eco lejano, su presencia llenando el vacío
que deja su ausencia. Amarla es encontrar paz en medio del caos, es descubrir
un oasis en el desierto de mis días. Usted es la ausencia que pesa en cada
rincón de este cuarto, la sombra que acompaña mis pasos y la luz que busco en
la penumbra. Cada minuto sin usted es un océano de incertidumbre, un desierto
de nostalgias.
La necesito como el poeta
necesita sus versos, como la noche anhela el amanecer. Usted es la musa que
inspira mis desvelos, la razón detrás de cada palabra que escribo, la melodía
que da sentido a mi existencia. Sin usted, mi mundo es un lienzo en blanco, una
sinfonía sin notas, un libro sin palabras.
En cada amanecer, cuando el
primer rayo de sol toca la tierra, siento su ausencia como un golpe certero,
pero también renace la esperanza de encontrarla. Porque amarla es una búsqueda
infinita, un anhelo que no se apaga. Usted es el sueño que persigo, la estrella
que guía mi noche, el amor que da sentido a mi vida. Sigo amándola con la
intensidad del primer día, con la certeza de que, a pesar del tiempo y la
distancia, este amor es eterno. Porque usted, señora hermosa, es la esencia de
mi ser, la razón de mi existir, el latido constante en el silencio de mi
corazón.
Recuerde siempre que soy suyo,
tanto o más de lo que soporta mi alma.
Soy ese ser que La ama y la
extraña.
Jorge Alberto Narváez Ceballos.
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