martes, 13 de agosto de 2024

CARTAS DE AMOR 32

CARTAS DE AMOR 32

Señora bonita,


En cada palabra que escribo, siento el eco de su voz, como un murmullo constante que atraviesa este escrito y me envuelve en un torbellino de emociones. Escribir para usted, es como verter mi alma en una copa de cristal, donde cada letra es un suspiro, cada frase una caricia.

Con usted, amiga, he aprendido que el amor es más que un sentimiento; es una experiencia que nos trasciende, nos eleva y nos transforma. En este amor he encontrado un espejo en el que reflejo mi propio ser, en el que descubro rincones de mí que desconocía, rincones que sólo ahora he sabido iluminar con su fuego inextinguible.

Siento una pasión intensa y una feroz autenticidad que brota de mi sin filtro, usted me inspira a vivir con más fuerza, con más verdad. Escribió y las palabras cobran vida, se desatan de sus cadenas y vuelan libres, sin miedo, sin barreras. Y así, en este intercambio de letras, me ha convertido en creador, un dios de nuestro propio universo, donde la realidad y la ficción se entrelazan en una danza eterna.

Hay momentos en los que me pregunto si esta conexión que compartimos no es sino un sueño, una ilusión que he fabricado para escapar de la monotonía de la vida cotidiana. Pero entonces me doy cuenta de que, incluso si fuera un sueño, prefiero habitar en él con usted, porque en sus brazos, en sus palabras, he encontrado un hogar, un refugio contra la frialdad del mundo exterior.

La amo, señora, no sólo por lo que es, sino por lo que soy cuando estoy con usted. Es el fuego que alimenta mi creatividad, el viento que aviva mis deseos. Y aunque nuestras vidas estén marcadas por la distancia, por la imposibilidad de una unión completa, sé que siempre estará en mí, como una llama que nunca se extingue.

 

Con todo mi amor,

 

Jorge Alberto Narváez Ceballos.



 

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