Siempre aquí
¿Qué debo hacer para que entiendas que te amo?
¿Gritar al viento mi desvelo?
¿Escribir tu nombre en el cielo,
o sembrarlo en cada paso que doy en este vasto suelo?
¿Debo correr hasta donde nace el sol,
y traerlo a tus pies,
o abrazar la luna hasta que se derrita
en el calor de mis brazos?
¿Debo construir puentes con mis palabras,
sostenerlos con mis lágrimas,
y esperar que al cruzarlos sientas
la verdad que late en mi corazón?
Dime, ¿qué debo hacer?
¿Debo trazar constelaciones con nuestros recuerdos,
o tal vez plantar jardines con las risas
que hemos compartido en cada rincón del tiempo?
¿Debo robarle a la noche sus secretos,
susurrarlos en tu oído,
hasta que en tus sueños
veas la luz que en mí has encendido?
¿Qué debo hacer para que entiendas que te amo?
¿Dejar que mi silencio te hable,
que mi mirada te revele lo que mi boca,
aún temerosa, no ha sabido pronunciar?
Si supieras que en cada gesto,
en cada pequeño detalle,
en cada momento robado al tiempo,
te entrego lo que soy, sin reservas, sin final…
No necesito hazañas grandiosas,
ni gestos que desafíen la razón.
Solo quiero que en cada suspiro mío,
reconozcas tu nombre, tu esencia, mi canción.
¿Qué debo hacer para que entiendas que te amo?
Quizás solo esperar, en la quietud de este sentimiento,
que un día, sin que haga falta palabra alguna,
entiendas que mi amor ha estado siempre,
en cada latido, en cada sombra, en cada amanecer,
ha estado siempre aquí…
Jorge Alberto Narváez Ceballos.
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