Tic, tac, picotean las palomas en el suelo,
tic, toc, danzan alegres tras las migas de pan.
Tac, tac, sus alas susurran secretos de vuelo,
mientras mi niño observa; su risa es un río.
Las sombras juegan, se alargan en la plaza,
tic, tac, saltan las palomas como estrellas fugaces.
Mi pequeño sonríe; sus ojos son faros
que brillan con la magia de un mundo encantado.
Tic, toc, el sol acaricia su rostro,
tac, tac, flotan sueños en el aire.
Las risas se enredan entre las hojas,
y el tiempo se detiene en sus carcajadas.
Las palomas giran, un ballet de plumas,
tic, tac, el eco del juego resuena.
Mi niño se lanza, vuela entre risas,
y el mundo, por un instante, se llena de paz.
Tic, toc, en el corazón late la vida;
tac, tac, en cada paso, un nuevo relato.
Las palomas picotean en su andar ligero,
y mi niño descubre la belleza de un abrazo.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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