En clave de sol
Cada vez que tus ojos y los míos
se encuentran como estrellas que juegan en el cielo,
el mundo parece detener su marcha,
y el universo se abre en silencio,
dejándonos caer en su abrazo de colores.
Es ahí, justo ahí,
donde el paraíso se dibuja en tus pupilas,
en la curva de tu risa que me dice:
"Quédate un rato en mi mundo",
y entonces el tiempo se vuelve suspiro,
una caricia tenue que no pide nada.
Nos basta ese instante,
como si el amor naciera en el roce
de nuestras manos que se reconocen,
y en el latido sencillo de estar juntos,
sabemos, sin decirlo,
que no hay lugar más cercano al cielo.
Cada día, así sea un instante,
el paraíso nos encuentra,
como el susurro de un secreto compartido,
como un milagro cotidiano,
en clave de sol.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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