miércoles, 2 de octubre de 2024

A PESAR DE LOS PESARES

A pesar de los pesares

 

Te sigo amando porque el amor es como un río que no sabe detenerse, aunque las montañas se alcen como muros de silencio y las distancias se expandan como un eco interminable. En cada amanecer, cuando el sol apenas se atreve a asomarse sobre los bordes del mundo, sé que mi amor sigue fluyendo, como el agua que busca el mar, aun cuando no lo ve, aun cuando todo parece lejano.

 

Amo en los intersticios del tiempo, en los espacios vacíos que dejas al caminar por otras tierras, por cielos que ya no compartimos. Y sin embargo, te amo. Te amo en el ritmo de las lunas que callan, en la marea inquebrantable de tus silencios, esos que a veces parecen infinitos. Pero incluso en el silencio, en la sombra que dejas al pasar, hay algo que canta, una melodía hermosa que me devuelve a ti, como las aves que siempre encuentran el sur, aunque las estaciones cambien y el frío intente congelar sus alas.

 

No importa cuán lejos estés, no importa cuántas lunas ocultes tras tu ausencia, yo te sigo amando. Porque el amor no necesita presencia, solo ese lazo invisible que une lo distante, que resiste los inviernos y las noches más largas. Te amo, como un árbol que ama la lluvia aunque no caiga en sus raíces. Te amo y eso es lo único que permanece, la única certeza en un mundo que se disuelve, que cambia.

 

Y es lo que importa, ahora y siempre. Amar, más allá del tiempo, más allá de los pesares.

 

Jorge Alberto Narváez Ceballos



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