Mientras te escribo
No sé qué hacer conmigo mientras
te escribo. Las palabras se abren como caminos en la niebla, como ríos que
buscan la sombra de tu rostro en la distancia. Este anhelo pesa como un bosque
húmedo bajo la lluvia; es el deseo inconfesable de sentir tu mano, de
entrelazarme a ti como raíces que buscan, en la oscuridad fértil, la certeza de
un abrazo. Imagino tu cuerpo, como la noche sobre el valle, un refugio que al
mismo tiempo me arrastra hacia el abismo. Tu boca en mi boca, un respiro que se
disuelve en la penumbra, un solo aliento que parece abarcar el mundo. Podría
besarte hasta que todo pierda su forma, hasta que los labios se vuelvan tierra
y las palabras se evaporen como el rocío. Y, si te rompieras en mis brazos,
recogería cada fragmento de ti, paciente, para volver a darte forma, para
regresarte en la exactitud con que habitas mis sueños.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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