En la Espesura de la Montaña
Eres el viento que se pierde
en el verde profundo de la montaña,
yo soy el eco de las hojas que caen,
la sombra que se extiende en la tierra húmeda.
Eres la espesura donde el tiempo se acurruca,
las raíces que susurran leyendas
de lluvias que se apagan y de silencios eternos.
Yo soy el sol que asoma apenas,
huésped tímido entre los troncos,
rozando la piel de los árboles,
mientras la niebla, con su manto secreto,
abraza los senderos en su lento paso.
Eres el laberinto de los troncos viejos,
donde las ramas entrelazadas
guardan la melodía de lo olvidado,
y cada palabra que nos decimos
es como el canto lejano de los pájaros.
En la hondura de la montaña,
los ríos llevan historias
que solo el alma sabe escuchar.
Aquí, en este rincón de brumas,
el agua que cae sin descanso
habla de nosotros, de lo que fuimos,
y cada piedra, testigo eterno,
guarda la desnudez intacta de nuestras almas.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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