CARTAS DE AMOR 40
Señora hermosa,
Pienso en usted como se piensa al
borde del abismo: un vértigo al que me entrego sin remedio. Mi deseo es este
grito sordo que se enrosca en mi carne, que me desgarra por dentro. Es el
hambre que nunca se sacia, un fuego que devora y al mismo tiempo alimenta. La
busco, ansío tenerla, la imagino en cada sombra, en cada susurro de la noche.
Mi amor es esa locura silenciosa
que me habita, que me roba las palabras y las devuelve en forma de suspiros y
delirios. La amo en lo inalcanzable, en lo irreal. Es la piel que nunca toco
pero que siento mía. Es esa fiebre que me consume, que me arrastra al borde del
precipicio, y aun así, salto. Porque en mi amor, en mi deseo, la locura no es
una condena, sino la única libertad que me queda. Ser suyo en este caos, en esta
obsesión, es lo único que sé.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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