Cotidiano
Te miro callado,
como quien descubre un secreto escondido
entre los pétalos de una flor.
Es como ver la primera luz del día
cuando el rocío, en su danza suave,
acaricia la mañana.
Amarte es cuidar de un pequeño brote,
hablarle con palabras que llevan la dulzura del viento,
esperando que crezcas en mi pecho,
que tus raíces se entrelacen con mis sueños,
y que florezcas, así,
como el sol que calienta la tierra
cuando el día despierta.
Te amo sin complicaciones,
con la pureza de quien abraza el mundo
tal y como es.
Te amo como la naturaleza cuida de sus hijos,
con la certeza de que, pase lo que pase,
el sol siempre volverá
a llenar de luz nuestra historia.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
Óleo sobre lienzo
Darwin Córdoba
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