Déjame que esparza
vida en tus entrañas,
como el río esparce
su aliento de luna
sobre el musgo callado.
Néctares jugosos
se abrazan al alba,
gotean de los árboles
como besos dorados,
como risas del viento
en la pulpa de frutas dulces.
Savia presurosa
se alza en los troncos,
latiendo en el verde
como un pulso secreto
de la selva infinita,
de la tierra encendida
en su fuego de hojas.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
Fotografía de @fabiomartinezph
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