Nos contaron que todo era
cuestión de química,
que el amor empieza con la chispa
adecuada,
con reacciones y fórmulas de
cuerpos
que al tocarse estallan.
Pero yo quiero la alquimia
contigo,
esa magia que nace en lo
profundo,
donde el deseo es calma y también
fuego,
y lo simple se vuelve
sagrado.
Quiero aprenderte en
silencio,
desnudarte el alma,
que tus manos me abracen por
dentro
y cambiar el mundo con una
mirada.
Que el amor horizontal sea solo
una reacción,
un instante en nuestros días
compartidos,
que en la febril cotidianidad de
los besos
seamos creadores de un sueño
invencible.
Porque ser alquimistas es eso,
amor,
encontrarnos entre lo efímero y
lo eterno,
ser dos que aprenden juntos a ser
uno,
tú y yo en un "tuyo"
para siempre.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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