martes, 24 de junio de 2025

EL AMOR EFICAZ: LA REVOLUCIÓN QUE SE ORGANIZA DESDE ABAJO

 

Camilo Torres Restrepo no fue un mito. Fue un hombre. Un hombre que amó con la fuerza de quien comprende que amar no es contemplar ni esperar, sino comprometerse y actuar. Un hombre que entendió que el amor solo es verdadero cuando se vuelve eficaz.

 

El “cura guerrillero” es la figura fácil con la que quisieron empacarlo, congelarlo en la última escena, para que olvidáramos todo lo que había caminado antes. Pero Camilo no fue solo un fusil, ni solo un sermón: fue una propuesta radical de transformación, tejida desde las calles, las aulas, los campos y los barrios. Su “Amor Eficaz” es mucho más que un gesto heroico; es una categoría plural, compleja y viva que sigue exigiendo hoy, en este tiempo de Colombia, su lugar en la construcción de un nuevo proyecto de humanidad.

 

El amor que organiza

 

Camilo planteó el “Amor Eficaz” como la síntesis viva de sus búsquedas teológicas, sociológicas y políticas. Es una categoría que brota en las encrucijadas del tiempo histórico: entre la Revolución Cubana que encendía los sueños de emancipación en América Latina y el Concilio Vaticano II que agitaba las conciencias dentro de la Iglesia. Camilo supo leer los signos de su época y los convirtió en un llamado: “El amor, para ser auténtico, tiene que ser acción organizada para liberar a los oprimidos.”

 

No es un amor romántico ni abstracto. Es un amor que se pregunta quién tiene la tierra, quién tiene el poder, quién escribe las leyes. Es un amor que no se resigna a la limosna ni a las soluciones a medias. Es un amor que se compromete con la transformación radical de las estructuras que reproducen la exclusión, la miseria y la desigualdad.

 

Camilo lo entendió y lo gritó: “El amor que no se organiza no sirve.”

 

Cuatro rostros del amor eficaz

 

El Amor Eficaz no es un concepto plano, no es un discurso vacío. Tiene cuerpo y tiene raíces. Su potencia está en sus cuatro dimensiones constitutivas: teológica, ética, epistemológica y política.

 

Teológica: Camilo desmontó la fe pasiva y la convirtió en fe militante. No buscaba un cielo lejano mientras ardía la tierra. Creía en un Dios que camina con los pobres, que se organiza con ellos, que construye su Reino aquí y ahora. El amor eficaz es, en esta clave, una respuesta de fidelidad a un cristianismo que se hace carne en la lucha social.

 

Ética: Para Camilo, no era suficiente pensar lo justo, había que vivirlo. La ética del amor eficaz exige coherencia entre lo que se cree, lo que se dice y lo que se hace. No admite neutralidades, porque la neutralidad es otra forma de complicidad. El amor eficaz es un mandato que interpela: o estás con los que luchan, o estás con los que oprimen.

 

Epistemológica: El amor eficaz también es una manera de conocer. Camilo no quería mirar al pueblo desde arriba ni estudiarlo como objeto. Quería aprender con el pueblo, desde el pueblo, para construir saberes al servicio de la transformación. Es un conocimiento situado, encarnado, que se teje en las mingas, en las asambleas, en las cocinas comunitarias.

 

Política: Finalmente, el amor eficaz se concreta en la acción colectiva. No es un acto aislado, no es caridad, no es compasión. Es organización popular, es poder popular. Es la capacidad del pueblo de decidir sobre su destino y de construir sus propias estructuras de poder.

 

Del mito a la praxis popular

 

Reducir a Camilo al mito del “cura guerrillero” es un acto de censura simbólica. Es condenarlo a ser una estatua sin movimiento. Pero su legado es dinámico, está vivo y sigue respirando en los procesos organizativos que hoy, más allá de las armas, más allá de las cúpulas, construyen desde abajo el poder de las comunidades.

 

Camilo no buscaba mártires ni héroes individuales: buscaba pueblos conscientes, organizados y movilizados. Esa es la revolución que todavía nos está esperando.

 

Hoy, en este tiempo donde la lucha armada perdió sentido como vía y la institucionalidad muchas veces es vacía en las palabras y fría en su contenido, el amor eficaz se convierte en una herramienta imprescindible para sostener los procesos populares, para evitar que la transformación se desvanezca en promesas de campaña o en reformas superficiales.

 

La revolución que Camilo soñó no cabe en un decreto ni en un parlamento. Es una revolución que crece en la tierra fértil de la organización popular, donde el amor se hace eficaz porque se hace colectivo, porque se convierte en proyecto común.

 

El desafío actual: amar organizadamente

 

En Colombia, donde las heridas de la guerra aún sangran, donde las desigualdades no desaparecen, el “Amor Eficaz” nos sigue señalando la tarea urgente: organizarse, construir poder popular, transformar desde abajo.

 

El amor eficaz hoy es el que mueve a las madres buscadoras, a los líderes campesinos que defienden la tierra, a las mujeres que resisten las violencias, a los jóvenes que no se resignan a vivir condenados al “no-futuro”. Es el amor que se niega a ser aplazado, que se multiplica en las cooperativas, en las redes solidarias, en los cabildos abiertos, en la organización comunal y comunitaria que se reactiva en barrios y veredas.

 

Porque el amor eficaz no es una idea. Es una práctica. Y esa práctica se llama organización.

 

Hoy más que nunca, amar eficazmente es amar organizadamente.

 

Jorge Alberto Narváez Ceballos



 

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