CARTAS DE AMOR 4
Señora bonita.
Que alegría que además de verla esta mañana, me haya llamado
en la tarde.
Sabe... He empezado a necesitarla como a nadie. Apenas puedo
creer que haya vuelto a estar en estos ajetreos de pensar así en alguien.
Es bonito, pero peligroso.
Es que uno se puede imaginar de nuevo ese cuentico de amar
por encima de todo. Cuentico por el cual me fui a la guerrilla o me encaminé a
formar una familia.
Porque amar así es entender que soy capaz de cualquier cosa,
es intentar con todas mis fuerzas que permanezca a mi lado y eso es
peligrosísimo porque no depende nada de mí.
En otras palabras, es entrar a un estado de revolución, de
transfórmalo todo, de jugarse la vida y saltar al vacío sin importar lo que
pase y le cuento que yo sí sé qué es eso y había jurado que no volvería a
pasarme.
Entonces la miro en silencio, sin atreverme a decirte con
palabras lo que ahora le escribo, a pensar en silencio lo que por años intenté
decirte y entonces sueño con que “Aquella indiferencia hacia él no era más que
una coraza contra el miedo”.
Perdóneme si sueno algo atrevido, pero si hoy no me atrevo
me moriré por dentro.
La amo, mi señora, mi vida, mi todo…
Suyo siempre
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