lunes, 7 de julio de 2025

LA DIFERENCIA


No quise guardarte.

Ni encerrarte en mis gestos.

Ni hacer de ti

una pertenencia

que se empolva en la costumbre.

 

Te amé como se ama la lluvia:

dejando que toque,

que moje,

que pase.

 

Hubo noches

en las que fuiste todo:

mi boca llena,

mi espalda tibia,

mi centro encendido.

Y aun así,

no te pedí que te quedaras

para siempre.

 

Esa es la diferencia.

Amar no es coleccionar caricias.

Ni contar los besos

como si fueran trofeos.

Es saber

cuándo abrir los brazos

y cuándo abrir la puerta.

 

Te tuve

como se tiene el fuego:

cerca,

con cuidado,

sabiendo que no es suyo

quien lo retiene,

sino quien lo entiende.

 

Y sí,

a veces duele el espacio

que dejaste en mi cama.

Pero no cambiaría tu paso

por tu encierro.

Ni tu libertad

por mi egoísmo.

 

Porque amar - de verdad -

es eso:

tocarte sin marcarte,

quedarse sin atarte,

arder sin poseer.

 

Amar es elegir

no acumularte.

 

Jorge Alberto Narváez Ceballos



 

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