Ay, chiquilla,
cuando el sol se asoma en tu carita,
las mañanas se encienden de otro modo,
el mundo entero parece despertar despacito.
Tu risa, esa chispa viva,
es el canto que desafía al silencio,
una promesa hecha de auroras,
una esperanza nacida en el viento.
Hermosa mía,
camino a tu lado como quien anda descalzo,
pisando suave para no romper la magia,
para no distraer al tiempo de este instante
en el que existimos solo tú y yo,
como dos secretos compartidos con el mundo,
dos notas en una canción antigua
que murmura la tierra.
Eres mi raíz y mi ala,
mi descanso y mi fuego,
la razón por la que el día despierta
y por la que cada noche se rinde a tus suspiros.
A tu lado, chiquilla,
soy tierra mojada que respira,
soy río que busca tus orillas,
y si acaso esta vida fuera un jardín,
entonces tú serías la flor
que brota al centro de mis manos,
silenciosa y perfecta
como solo lo es el amor verdadero.
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