domingo, 30 de junio de 2024

LUNA, LA HUSKY DEL ESTALLIDO SOCIAL

LUNA, LA HUSKY DEL ESTALLIDO SOCIAL

Luna era una husky mestiza, una criolla con ínfulas de siberiana, diría yo. De ojos claros como el amanecer, su pelaje blanco y gris la hacía parecer una sombra elegante entre las calles, y ese ruido que hacía en lugar de ladrar la hacía sentir más seria de lo que en realidad era.

 

Luna no era una perra cualquiera. Su vida tranquila junto a su dueño, don Esteban, un anciano sabio que contaba historias de los tiempos de otra de las tantas guerras que ha vivido este país, cambió las historias por la acción cuando la revuelta social estalló en Pasto. Durante las marchas, era común ver a Luna al frente; al ritmo de sus pasos firmes, los manifestantes avanzaban con confianza, sabiendo que donde ella iba, la esperanza también marchaba. Por eso se los veía juntos a don Esteban y a Luna, encabezando las marchas, rodeados de jóvenes y jovencitas que los asumieron como parte de la lucha.

 

Al principio, Luna solo acompañaba a don Esteban a las asambleas en el parque de Rumi Pamba. Pero pronto, su presencia se hizo imprescindible en las revueltas. Le colocaron un pañuelo rojo alrededor del cuello, símbolo de la resistencia, y los jóvenes sentían que su valentía aumentaba cuando Luna estaba cerca.

 

Una noche, cuando los enfrentamientos con la policía se intensificaron, los manifestantes se refugiaron en una vieja iglesia en el centro de Pasto. La situación era tensa, y los líderes necesitaban coordinarse para planear el siguiente movimiento. Don Esteban, con Luna a su lado, sugirió que utilizaran a la husky para llevar mensajes entre los diferentes grupos, evitando así la interceptación de la policía. Luna, con su agudo sentido de orientación y su velocidad, se convirtió en la mensajera de la resistencia. Le colocaron pequeñas notas en su collar, y ella corría de un punto a otro, con su pelaje brillante desafiando la oscuridad de la noche. Los mensajes de esperanza y estrategia que Luna llevaba ayudaron a los manifestantes a reorganizarse y continuar la lucha.

 

Al día siguiente, la historia de Luna, la husky revolucionaria, se regó por todos lados. Entonces sucedió algo más impresionante: cuando la policía decidió lanzar un ataque sorpresa, Luna estaba en el parque de Santiago y los muchachos se reunían en San Felipe. Sin que nadie le diera orden alguna, corrió como el viento. Los manifestantes, alertados por Luna, lograron escapar y reorganizarse, pero la policía ya había alcanzado la retaguardia del grupo y, sin piedad, arremetió contra ellos. En el caos del enfrentamiento, Luna fue herida. Don Esteban, con lágrimas en los ojos, la cargó y la llevó a su casa, donde casi de inmediato la primera línea llegó con ayuda. Sin embargo, una esquirla le vació el ojo izquierdo y otra le atravesó la pata delantera derecha.

La perra fue herida el mismo día que llenaron de jóvenes el coliseo del Barrio Obrero, como en los peores tiempos del golpe de Chile por el fascismo. Luna se recuperó, pero la cicatriz en su ojo y en su pata se convirtió en un recordatorio permanente del sacrificio y la valentía.

El impacto de Luna no solo se sintió entre los manifestantes, su historia se contaba con orgullo. Cada quien narraba la historia, aumentando algo en cada relato, ya que encontraban en ella un símbolo de la lucha por la libertad y la justicia.

 

El domingo 19 de junio de 2022, Luna acompañó a don Esteban a la urna en el colegio INEM. Después de votar caminaron a la plaza de Nariño y saltaron de alegría junto a los miles de hombres y mujeres que llenaron las calles de Pasto. La lucha no había sido en vano. Como dijo don Esteban: "No podíamos morirnos sin haber celebrado por fin un triunfo".

Jorge Narváez C.



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