domingo, 1 de diciembre de 2024

POR TI, MI VIDA


 

Puedo rendirme a tus pies, 

como el río que se inclina ante el bosque, 

como el viento que acaricia la montaña. 

Pero jamás dejar de luchar, 

porque en su nombre crecen las raíces 

y florecen las semillas de la vida. 

 

Puedo renunciar a la vida, 

si fuera necesario disolverme en el misterio, 

si el tiempo me llamara al abismo. 

Pero nunca olvidaré tu voz, 

tu nombre, 

ni la brisa que me enseña a persistir 

en el canto infinito de los días. 

 

Puedo pensar en el tiempo, 

en sus pasos lentos sobre la hierba, 

en su danza silenciosa entre los trigales. 

Pero nunca dejar de vivir, 

vivir por ti, 

por mi causa y por mi gente, 

como el sol que alumbra sin descanso, 

como la tierra que calla, 

pero nunca cede. 

 

Jorge Alberto Narváez Ceballos



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