Despierta, despierta, ya amaneció,
el sol ha colgado su cuadro amarillo
en la pared del cielo,
y los pajaritos hacen rondas de palabras
que no entienden los adultos.
Ven, mira cómo la luz juega
a las escondidas entre las hojas.
El rocío todavía guarda en sus gotas
los sueños de anoche.
¿Quieres escuchar lo que soñaron?
Allá, el río canta su canción nueva
y las flores bostezan colores.
Los zapatos esperan, inquietos,
por una aventura en charcos
que aún no saben su destino.
Despierta, despierta, ya es de día,
y el mundo, travieso como siempre,
ha dejado un regalo,
mil secretos escondidos
y tu mirada que los despierta para mí.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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