Junto a mi ventana,
la luna descansa en los tejados,
y las luces que huyen en la distancia
dibujan en el aire auroras fugitivas.
Bajo mi mirada,
una risa está flotando en la penumbra,
la rosa calla su perfume secreto
y el verde susurra, hondo, su memoria.
Cerca de mis labios,
los tuyos tiemblan como un verano dormido,
rojo, tibio, íntimo,
el calor que invade la sombra,
la vida que insiste en arder.
Jorge Alberto Narváez Ceballos