domingo, 3 de agosto de 2025

MIRAR EL SOL


Ven.

No tardes.

 

Mi cuerpo te anhela

como se desea el fuego

en una tarde lluviosa y fría:

sin teoría,

con urgencia.

 

Mis manos te extrañan al despertar,

como si tus dedos fueran

el primer aliento de vida.

 

Tu olor  - sí, tu olor -

me invade el pensamiento.

Baja,

me sacude,

me anima

a seguir viviendo.

 

Ven a mi cuarto.

No hables.

Solo golpea.

Solo aparece,

como llega la noche buena.

 

Que mis labios y tu piel

se reconozcan sin explicación.

Que el deseo nos lleve

sin culpa,

sin nombre,

sin final.

 

Tómame

como quieras,

como siempre,

como nunca.

 

Esta vez

no habrá límites,

solo las ganas

de levantarnos a mirar el sol.

 

Jorge Alberto Narváez Ceballos

 

Mi tierra la del Galeras

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