Esta tarde volvimos a
encontrarnos, que feliz me ha hecho verte de nuevo. Y aunque no pudimos darnos
el abrazo y el beso que esperábamos, sentí que el calor regresaba a mi cuerpo.
Hoy descubrí cuanto me haces
falta, lo he entendido con lágrimas en los ojos. Ni yo mismo alcanzo a razonar
cuanto me haces falta. Ayer por ejemplo estuve escribiendo para ti, pero al
verte se me olvido todo. Quede sumergido en ese halo de tu personalidad, en esa
risa que me hace vibrar en tu frecuencia, en esas manos que mueves como
bailarina de ballet y que rompen el aire cuando hablas.
Te decía que me olvidé de
entregarte mis escritos, pero fue como si lo hubiera hecho, porque nada de lo
que plasmo en estas letras es diferente a lo que vivo. Son mis ojos los que te
escriben, son las puntas de mis dedos, son mis papilas y mi olfato. Sólo falta
mirar como me trasformo cuando estás a mi lado. Todo está escrito en mí cuando
te veo.
No fueron más que unos minutos,
tal vez una hora, pero me has dejado lleno de ti. Quedé embargado en tu perfume,
volando como si fuera un satélite en torno tuyo, mi mente queda atada a ti
cuando te miro, cuando te escucho, cuando percibo cada parte de tu ser.
Como mueves tus labios, como
pronuncias las palabras que retumban en mis adentros, como luce tu piel canela,
tu pelo negro, tus ojos de miel, tus labios carnosos, tus muslos bronceados.
Y entonces me capturas en tu
mundo, en toda tú, en tu elocuente descripción de la vida, tu risa música, tu
mirada coqueta y la caricia soterrada que me das delante de todo el mundo y que
sólo tú y yo la entendemos en todas sus proporciones. Toda la pasión está en
nuestros encuentros así no terminemos en la cama.
Ahora, aquí sin ti, pero con cada
parte de ti en todo mi cuerpo, te escribo esta nota. Pienso en todos los
momentos que has vivido a mi lado, aún estos en que no te tengo junto a mí,
pienso en como me vuelves loco, como me haces desearte.
Quiero hacerte el amor con la
fuerza que impulsa tu mirada, con las ganas que genera tu sonrisa, con el deseo
inatajable que inventan tus pechos izados bajo tu blusa de seda, con las ansias
que inspira la marejada de tu piel rozando mi piel.
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