Hasta que llegó el taxi a casa…
Ayer llegó a la ciudad sin decir nada, nada había que decir, en su mente transitan los recuerdos como cintas de vídeo, en su cuerpo recorre un escalofrío que le erizan esos vellos, vellocino de oro de la mona; la mujer que volvió loco a más de uno con ese rostro de inocencia y esos ojos del único verde que debió haber portado alguna vez.
No hay nadie en su casa, trata de disimular su tensión, su ansiedad, su angustia.
¿Qué dirá su padre cuando la vuelva a ver, que hará su madre?
Siente los ladridos de su perro allá en el fondo de la casa, su casa…
Sentada en el andén miró el deambular de una ciudad frenética, fumo un cigarrillo y murmuró una canción que le venía de adentro. Pasan por su mente los últimos días, los rincones, los caminos; el aire tibio de la noche en el campamento, la lluvia, esa lluvia constante, esa lluvia que se torna pegajosa cuando cae en la mañana y el medio día la evapora junto con el sudor, entonces el uniforme se te ciñe al cuerpo y tallan las botas y el roce de los interiores con la piel producen comezón.
No llega nadie, ella se cansa del andén, ella toma un taxi y se va mirando con tristeza la ventana y pide que la lleven lejos. Por hoy es suficiente ya volverá mañana.
II
Dejó las llaves en la recepción y preguntó la hora, la hora exacta para recomenzar su vida. Piensa como a la hora exacta en que una mariposa extiende sus alas le preceden un sinfín de procesos metamórficos. Eso era lo que ella sentía, un espaciotiempo que la llevaría a evolucionar, “que se maravillen con mi vuelo”, se dijo y emprendió su camino.
Tomó el taxi en la esquina y le dio la orden de que la llevara a la dirección exacta y se quedó en silencio. Y en silencio piensa: ¿Cómo era hace cinco años? Hace ocho años estaba empezando el bachillerato y no pensaba lo mismo, tal vez no pensaba mucho, para ser sinceros…
Es que hay un periodo en la vida del ser humano en que no piensa, ni razona, solo actúa. Ese es el automatismo psíquico característico de nuestra niñez, de nuestra minoría de edad, minoría de la que nos hablaba Inmanuel Kant. Retomar nuestra propia historia es regresarnos por la senda de donde vinimos, entonces llegamos a encontrarnos con el momento más primario de nuestra existencia y al enfrentarlo nos damos cuenta que no es malo equivocarnos, lo malo es permanecer en la equivocación y es entonces, solo entonces es cuando nos encontramos con la razón del ser, con la esencia misma de la humanidad: La Concepción.
Para la iglesia católica la inmaculada concepción es uno de los pilares de la fe, para mi es más sublime que eso, la concepción es el resultado de ese infinito número de cambios sufridos en nuestro proceso de vida. Insignificantes somos para el cosmos, pero hemos trascurrido un largo camino para llegar apenas a entenderlo y comprenderlo, es que nuestra capacidad mental no es suficiente para abarcar una comprensión absoluta sobre todas las cosas que nos rodean. Ni lo logrará jamás. La complejidad no nos da el tiempo necesario para pensar en lo simple, en lo sencillo, en lo que nos hace verdaderamente humanos…
¡Voy ser Madre! dice en voz alta y el taxista solo atina a mirarla por el retrovisor.
El taxi para frente a su casa, esta vez la puerta se encuentra abierta y ella siente un vacío y una alegría desbordante al mismo tiempo.
III
A los tres días ya todo era algo parecido a lo normal. Sin embargo no encontraba aún la forma de darles la buena nueva.
Por otro lado, como romper ese remanso de paz, ese despertar de la ilusión que ha resucitado al tercer día de escuchar su voz y su risa de nuevo aquí en su casa, después de tanto sufrimiento, después de aquella oscuridad, oscuridad y soledad, soledad y silencio.
¿Cómo reaccionará su Padre cuando lo sepa, que hará su Madre?
Pero ella tiene otra preocupación, otro interés, recordarlo desde el primer instante en que atraviesa la luz por la ventana de su cuarto, volver así sea en su mente al instante mismo en que él cambió su vida, ese momento que se convirtió en el acto más sublime de su vida.
El silencio de la noche la guía en sus recuerdos, recuerdos remotos que la llevan a una idea de cómo era su antes. ¿Cómo fue la noche, la primera noche, en que sintió vibrar su risa y sus palabras penetraron en su alma? ¿Cómo se puede sentir tanta soledad? si cuando no lo conocía su vida era una vidita escondida, silvestre; tal vez no sabía tanto pero al fin era su vida y era feliz.
Piensa entonces que la felicidad es inversamente proporcional al conocimiento, esta es entonces su crítica a la razón pura.
Martica, la mujer que ha acompañado a su familia desde siempre, cruza la puerta con una agüita para el dolor de estómago y entonces sentada al filo de la cama le pregunta que desde cuando está embarazada.
IV
Cuando su hijo cumplió dos años ella alternaba su cuidado con la universidad, sus padres se habían encariñado tanto con su nieto que una nueva luz irradiaba esa casa donde a pesar de los problemas normales de la cotidianidad, se vivía una paz inmensa, un equilibrio perfecto, una calma que en algunas ocasiones se tornaba insoportable para ella. Pero tenía claro que esta oportunidad no la podía desperdiciar y que al cabo de unos años iba a disfrutar de la libertad que se ganaría con su propio esfuerzo.
Hoy miró los pájaros volar y tarareo Libre, esa canción de Nino Bravo, la misma que venía tarareando el día de su regreso.
Piensa en esa línea imaginaria que se tiende de corazón a corazón. Es que el amor existe aunque uno solo sienta y se hace una razón de vivir cuando te das cuenta que ya no se está solo.
Anoche soñé contigo, creo que a esta altura de la vida ya no siento ningún rencor. Pero me volviste un ser triste hasta la aurora que me traiga tu luz, tu aliento y el perfume de tu piel que no lo he podido quitar o mejor aún, no lo he querido olvidar a pesar del tiempo.
Justo a la salida del corredor del bloque un amigo de hace tiempo le estrecha su mano, la jala hacia un abrazo y al terminar de hablar le deja una hoja de cuaderno y fue como si su cuerpo recibiera una descarga, sintió resucitar y no pudo asistir a la próxima clase.
Salió a su casa y comenzó a pensar solo en el presente, solo en el presente puesto que el pasado y el futuro son inciertos, el pasado porque a punta de quererlo olvidar lo había trastocado y el futuro… bueno, el futuro ya vendrá con sus sorpresas.
V
Se sentó en la barra y pidió una cerveza, una sonrisa nerviosa la delataba y en silencio piensa: Recordarte desde el primer instante en que atravesaste en mi vida, desde el día y la hora en que penetraste mi alma y me llenaste de recuerdos. Ahora mismo cuando vuelves a invadir mi ser completo, no puedo encontrar una razón para cobrarte las horas de silencio; solo se cruzan en el trasluz los momentos bellos, porque un día decidí dejar de ti solo lo bello, un boceto casi real de lo que puede ser tu imagen y recorro cada noche, no sin antes recordar la inexorable distancia que nos separa.
¿Para qué regresas? No sabes que regresar es volver a reconocerse en los errores, a transitar de nuevo por ilusiones marchitas.
¿Por qué estoy aquí? Con las manos sudorosas, el corazón en la garganta y esas mariposas que revolotean en el estómago…
Pensar que todo es igual es como creer que la vida se ha estancado, es asumir que todo el tiempo que has vivido ha pasado si razón alguna. Es decir que no te has trasformado ni siquiera en tu exterior, que es el único que no miente.
El tiempo es el único socialista que existe en nuestro mundo, porque te trata igual de donde quiera que vengas, no importa que trates de esquivarlo o de esconderlo, el tiempo de todas formas te hace mella. El tiempo nos trata como semejantes, no como iguales, esa diferencia es la que no hemos aprendido a valorar, determinar como punto de partida y de llegada la diferencia que nos hace ser únicos entre todos nuestros semejantes. Insisto, semejantes no iguales.
Casi se resbala del banco de la barra cuando descubrió su imagen frente a ella. Había pensado demasiado lo que iba a decir en ese instante que solo atinó a sonreír, eran tantas las palabras, tantas las preguntas que el silencio fue la mejor decisión.
De la esquina dos hombres se aparecen como espectros, ella alcanza a identificar la pistola 9 milímetros de uno de ellos e intenta, por reflejo, cubrir el cuerpo del hombre que esperó por tanto tiempo. Ya no pudo, una bala travesó su pecho por la espalda, los otros dos disparos le dieron a ella.
El otro espectro separó sus cuerpos y esculcó en los bolsillos de él. Se retiró con el paquete que estaba señalado con el rotulo: “heroína”.
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