Llueve.
Se oye el repicar de las gotas en
la ventana mientras te pienso, mientras trato de no olvidar tu mirada, tu
tacto, tus palabras, el olor de tu cuerpo. Mi mente intenta recordar cada
detalle, para no perderte.
Pero lo que la mente no alcanza lo copa el instinto, mi cuerpo te recuerda mejor que mi cerebro, en movimientos suaves, lentos y precisos.
Escucho la lluvia, las gotas golpean fuertemente el techo y las ventanas haciendo la mejor de las músicas para recordarte.
Te imagino junto a mí. Húmedos, plácidos, amándonos ávidos de seguir sintiéndonos.
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