martes, 16 de febrero de 2016

CARTA No. 8






CARTA No 8.

Mujer.

Me seduce la forma en la que me haces reír con solo mirarme. Es un lenguaje que no alcanza a describirse con palabras, me gusta como me miras de esa forma lujuriosa que acompañas con una sonrisa traviesa, provocándome. Me encanta sentir tus manos en mi piel, adoro las veces que me haces desearte, aquellas en que me besas y te alejas. Me embrujas cuando al sentir tu excitación, al final de cuentas me dejas amarte y me amas hasta perdernos en el tiempo.

Me atrapas en tu mirada coqueta, en tus ojos pícaros con ese toque injusto de ternura. Me pierdo en el recuerdo del primer beso, fue corto y tierno. Acercaste tu rostro hasta el punto en que pasaba la luz entre los dos, esperando el tiempo suficiente para que yo rompiera ese espacio.

Te bese despacio, degustando tus labios, tu lengua y tu respiración. Te bese, me besaste, nos besamos. Me embriagué con tu respiración entrecortada, tus gemidos y tus caricias.

Aún en las noches o en las tardes de nostalgia, yo escucho y miro ese hermoso paisaje entre sombras, en medio de una luz tenue que te iluminaba lo suficiente para poder ver tu rostro pálido primero y en segundos sonrojado y plácido. Recuerdo con certeza, como bajé por tu cuello escuchando cada sonido, cada latido, cada susurro hasta alcanzar tu pecho. Como una película aparece ese momento en que mis labios y mis manos buscaron, lentamente, suave, con ternura. Esperando esa señal de aprobación, porque más que tenerte quería que lo desearas.

Un delicioso sopor recorre mi cuerpo viendo, al cerrar mis ojos, esas imágenes. El placer me invade. Siento aún tu respiración cálida, húmeda. Tu rostro, tus hombros, esas imágenes vueltas palabras deben ser el mejor de los poemas. 



Latidos apurados 

Gemidos ahogados 

Bocas que se funden



Fricciones de la piel 

Presiones de las manos

Roces de los labios


Respiración entrecortada que se funde en un abrazo profundo, para amarnos hasta el fin de la noche y mucho más, dejándome marcado por siempre, jamás, amén.

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