Dos gotas de agua no son iguales, así el contenido físico químico lo sea, su forma, peso, grado de pureza, contenido mineral, excitación electrónica, va a variar; convirtiéndola en una gota única entre miles de millones de gotas que existen en su derredor. Sin embargo al precipitarse a un estanque o al elevarse hacia una nube, se trasforma en la parte de un todo homogéneo, masificado, de volumen y peso determinado.
La existencia de la gota es
corta, comienza cuando se libera de la masa, cuando su temperatura varía,
cuando su mole se contrae o se expande y
se eleva o se lanza al vacío, en una loca carrera al infinito hasta llegar,
porque no, a tocar el cristal de esta habitación en medio de la ventisca, que
más parece ser un estado de ánimo que una condición atmosférica.
Las gotas gozan o sufren de una
levedad que las hace tan especiales, ellas saben que como las mariposas deben
encontrar su razón de ser en el corto tiempo en que existen. No todas lo
logran, algunas se precipitan al fondo de los océanos o se convierten en parte
de los fríos témpanos de hielo de donde no salen en mucho, mucho tiempo. Otras se
dejan arrastrar por los suaves vientos de enero en sus bandadas de gotas, es
decir las nubes, hasta que llegan los fuertes vientos de agosto sin importar su
destino final.
Hay otras sin embargo, que
aspiran romper el ciclo, rompiendo su karma al estrellarse en la ventana de tu
cuarto mientras miras, pensando en mí, el horizonte; cruzan el espacio y en
forma de rocío te reciben bien por la mañana o en la brisa suavecita, que acariciándote,
te refresca las mejillas del calor del medio día.
Las gotas como esta se enamoran
de las hojas de los árboles, de las yemas de los dedos de los niños que las
atrapan en su caída libre, así como se enamoran de los adolescentes que se
abrazan bajo los aleros intentando escapar de ellas y luego zapateando en medio
de la risa, los charcos al pie de los
andenes, se entregan a un abrazo.
Estas gotas darían lo que sea por
ser la lluvia que recorre tu cuerpo, inundando tus sentidos, bautizándote en la
religión del amor, mojando tu cuerpo y tu alma como única razón de su
existencia; gozan palpándote, derritiéndose en ti, dejándose caer por tu cabello,
besando tus ojos, tus labios, tu cuello…
Las gotas como esta, se enamoran
de imposibles, sufren mucho a pesar del corto tiempo que tienen de existencia, saben
que al caer o al elevarse se alejan más de su destino, entonces las posibilidades
de encontrarse con su amor son de una en un billón, pero sueñan con la nube, el
lago o el río donde algo más que la casualidad, las lleve al estanque, la
represa, el ducto, la llave, el vaso,
que las lleve hasta tu boca y convertirse así en parte del torrente sanguíneo que
recorre tu cuerpo, que enciende tus mejillas y llena tus poros al contacto con
mi cuerpo.
Yo gota entre gotas, al llegar a
ti, no voy a desperdiciar el placer de saciar mi sed en tu fuente, de descansar
mis fatigas en tus manantiales, de hundirme en el océano de tus ojos, ciclo a
ciclo, lavando mis heridas y amainando la insoportable levedad de este ser que
me puede arrancar, quien sabe cuándo, del torrente al que nos hemos lanzado.
sin palabras, mil gracias por darnos la oportunidad de soñar con sus palabras, POETA
ResponderBorrargracias
Borrargracias por compartirnos sus poemas hermosos, jm y a mi me toca orar y descubrir como las mariposas porque y para que estoy en este mundo tal vez para ser una guerrera y demos trarles a mis falsas e hipócritas familias, clasistas y racistas que las apariencias les engañaron y ahora soy yo quien rió y la divina providencia nos demuestra que la vida da muchas vueltas y lo mejor es la humildad y la verdad aunque incomode al principio
ResponderBorrares tan lindo tu -gracias- me gustan tus poesias pero se ve la humildad que tienes al agradecer. eso me gusta de algunas personas, que vuelcan el corazon en un papel y en la batalla....se feliz te lo mereces porque sos un luchador de la vida, y un dulce apacionado. estoy agradecida de conocerte
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