viernes, 11 de abril de 2014

PASAS



Pasas de pasar, no de uvas pasas…



Cuando yo era niño hacían unos helados deliciosos en la casa donde ahora es la “Bella Suiza”, en la calle 20 entre carreras 29 y 30. Mario, mi tío, me llevaba de la mano desde la carrera 26 por toda la 20 y entrábamos por un zaguán, siempre largo y húmedo,  hasta un patio interior y allí se golpeaba por una ventanita de madera, como la que tienen en el convento de las Conceptas, salía una señora pequeñita con bata blanca  y nos vendía los más deliciosos helados de leche con pasas, uvas pasas.



Al viejo Andrés, mi parcero que ahora vive en Medellín, le gustaban mucho las pasas, él y yo tenemos un amigo con el cual crecimos en el barrio, en el barrio “Las Cuadras”, más exactamente la parte del centro ubicada entre las calles 19 y 20 y las carreras 27 y 29; aunque muchas veces  nuestros terrenos se explayaban hasta el parque infantil en el occidente, el Hospital Infantil “Los ángeles” al norte, bordeando el rió Pasto en nuestros lugares de juegos en la Loma de Hullaguanga por el oriente, llegando hasta el Liceo de la Universidad de Nariño por el sur, ese era nuestro radio de acción. Ah… este amigo, el de Andrés y yo, tenía una tienda de la cual nos robábamos, yo los “Manichos” y Andrés unas cajitas las cuales devoraba en segundos, repletas de pasas, de uvas pasas.



De vos no me acuerdo si te gustan o no las uvas pasas, solo se que pasas, de pasar, una y otra vez en este silencio de domingo por la tarde. Pasas sin poderte saborear, sin poderte devorar como Andrés devoraba las pasas, de uvas pasas. Porque vos solo pasas, de pasar, y te llevas mi tranquilidad, pasas y juegas como el gato con el ratón, pasas y no te quedas, pasas de pasar, como si tuviéramos el tiempo del mundo. No te olvides que algún día si estamos de buenas, sin que nos demos cuenta, estaremos como esas pasas, de uvas pasas…

1 comentario:

  1. Me encantan tus poemas, que Dios te siga brindando esa sabiduria en tus expresiones

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