Y tú tendrás sensaciones mientras
estés cubierta de piel, mientras la memoria de tu cuerpo recuerde mis manos
recorriendo tus cuatro puntos cardinales.
Porque tu piel si leyó mis poemas,
tus labios si oyeron mis canciones y tu alma si miró mis emociones.
Y entonces recordarás en el silencio
de la noche que estuvimos juntos, que caminamos la calle nocturna y las risas
hicieron eco en las paredes del frente, en los frontispicios empolvados de descuido,
de mi ciudad; mientras tus ojos improvisaban melodías que los míos escuchaban atónitos.
No sé si vuelva a encontrarte,
pero no voy a olvidar el color de tu piel, la tibieza de tus manos o la planta
de tus pies, las curvas y las líneas de tu rostro o ese olor a canela que me
dejó impregnado por siempre jamás –amen-.
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