domingo, 28 de octubre de 2018

NOCHE DE LUNA


Resultado de imagen para NOCHE DE LUNA
Noche de luna



Rara vez se encuentra uno un sueño al voltear la esquina, un sueño vestido de luz y de vestido blanco. Es como cuando uno va en la calle con los bolsillos vacíos, caminando bajo la lluvia y de repente al pie del andén uno se halla un billete que le alcanza justo para subirse al bus. Puede parecer que la vida devuelve lo que uno ha hecho, en billetes de dos mil, justo cuando uno necesita solo eso.

Entonces les decía que uno de cuando en vez se encuentra con un sueño, uno de esos que se sueña despierto. Y entonces te envuelve en una risa, en un baile al ritmo de la salsa y entonces de la esquina del recuerdo te zampa un beso. (Hago alusión a mi ejemplo del billete de dos mil de nuevo) Imagínense ustedes en esa esquina a 20 o 25 cuadras de la casa y llueve sin piedad en esa tarde-noche en la que justo se acabó la plata. ¿Ya me entienden? Ahora imagínense esa alegría de subirse al bus y ver pasar las calles, las gentes corriendo y ver las gotas de lluvia golpear los ventanales y uno sentado tan tranquilo rumbo a casa. ¿Ya la pillan?

Uno aprovecha el silencio para entender las señales que le da la vida, el silencio es la mejor melodía. Entonces ese sueño se materializa y te dice que sos increíble. Caramba, esas palabras te taladran y sobre todo viniendo de alguien maravilloso. Te pone a volar… Es como si esa luna eclipsara la tristeza. Saben, eso fue lo que pasó, en esta luna llena me trasforme otra vez en mí.

Ese sueño de luna llena me trasformó en mí, sí eso fue lo que pasó. Entonces otra vez me subí al caballo y me puse el yelmo y la armadura y cabalgué tras esos molinos de viento, que ahora son eléctricos. Y volví a creer…

Miren todo lo que puede pasar en una noche de luna.

Talvez el símil de encontrarse lo del bus es poco, más bien imagínense esta escena: Vos estás en el último día del mes, aún no te pagan, se acabó todo en la alacena y tienes un hambre que serías capaz de comerte una ensalada de brócoli; entonces te hace frio y te levantas a buscar una chaqueta y te la pones, te sientas a ver que hay en la televisión y metes las manos a los bolsillos para abrigarlas, entonces sientes en tu mano izquierda un billete, doblado en cuatro partes, lo sientes con las yemas de los dedos, le das vueltas y en fracción de segundos, antes de verlo, ya lo has desdoblado y te das cuenta que es un billete de cincuenta mil… Carajo, allí que sea de cincuenta o de mil no importa, lo que importa es esa sensación, esa alegría, ese momento de congraciarte con la existencia, te sientes parte del universo, hasta vuelves a creer en que la divina providencia te tiene en cuenta. Esa es la sonrisa que tuve en ese momento, la de volver a congraciarme con la vida.

Sí, ya se. Ustedes dirán que es una exageración, que soy muy histriónico y que eso pasa muy a menudo. Pero no, para mí fue el mejor momento de volverme a convertir en mí y quitarme por fin ese disfraz de ermitaño para volver a salir a deambular por estas calles que ya no asustan con los recuerdos.

    

No hay comentarios.:

Publicar un comentario