domingo, 17 de abril de 2016

TEMBLOR

Como si las yemas de mis dedos se hubieran derretido en el calor de tu cuerpo, sin poder sentir, sin poder tocar.

Nada duele más que no sentir -Nada duele más que no sentirte-. Como si fuera un fantasma y mis manos pasaran como aire, como viento.
Nada duele más que querer tocarte en el recuerdo, en el reflejo de lo que la piel aún lleva grabada.

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