miércoles, 23 de marzo de 2016

CARTA No. 13





Mujer.

Recuerdo que miré de reojo el mensaje en el celular y sonreí de una manera evidente, las risas y las palabras de mis amigos no me hicieron cambiar el semblante, al contrario me hicieron sentir más ganas de verte.

Intenté poner atención a la conversación y acabar el café disimulando la tensión que se apoderaba de mi cuerpo. Tu segundo mensaje fue contundente “Llevo 3 días sin verte y eso para mí es toda la eternidad”. Mi cara tuvo que cambiar ya que en seguida me despedí de todos y ninguno hizo nada por detenerme.

Al subir al taxi las ganas por ti eran evidentes, tanto que disimuladamente me acomodé para poder sentarme tranquilo y evitar que al salir del auto se noten esas ganas debajo de mi ropa. Te llamé y me contestaste casi de inmediato, nos pusimos la cita al pie de la iglesia y entonces respiré con más ganas de verte, con un profundo suspiro.

Buscaste a ciegas mientras me besabas en el taxi, acariciando mi muslo desde la rodilla y me hiciste temblar cuando me apretaste y reíste con complicidad mientras miraba fijamente tus ojos.

La empleada del hotel cobró y pasó las llaves, nosotros nos besamos en cada descanso de los cuatro pisos que íbamos ascendiendo. 

Mis dedos comprobaron lo que quería saber, cuantas ganas tenías tú de mí. Supe desde que te vi que nada se quedaría sin hacer en esa tarde y que por fin el brillo de tus ojos llegaría hasta el fin del universo.

Me susurraste al oído que te habías pasado toda la mañana pensando en que hacer en ese momento. Aseguraste que hacíamos el amor, te dije que el amor ya estaba hecho, pero también te aseguré que hacían muchos años que no tenía este sentimiento. 

No sé si allí volví a encontrar el amor o simplemente tanta pasión se convirtió en una adicción. Entonces cada vez que nos volvimos a encontrar me hacías el amor o al menos algo parecido al amor y te empecé a amar por eso. Lo que no sabía era que cada vez que me hacías el amor te ibas adueñando de mi alma, tanto que hasta hoy siento tu olor en mi piel y tu sabor en mis labios. 



Y ahora, después de tanto tiempo no alcanzo a entender si por amor o por odio tu me puedes responder ¿Por qué no te acabas de ir, si ya no estás conmigo?

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