La ciudad vacía
Camino por las calles desiertas,
los pasos resuenan en el pavimento agrietado,
llevaba un eco vacío tan profundo
como el volcán eterno.
Tus recuerdos me acompañaban,
las risas, los abrazos, las promesas
hechas bajo la sombra de un árbol,
pero el silencio es tan intenso
que parece tocar el alma.
Los faroles, apagados en su soledad,
se mantienen erguidos
como soldados en una batalla perdida.
Las ventanas, con sus cortinas corridas,
esconden, todavía, secretos
que ya nadie desea
conocer.
Sólo un suspiro, y comienzo a caminar de nuevo.
Tal vez no pueda llenar la ciudad de risas,
pero puedo llevar conmigo la memoria de lo que fue.
Y en mi corazón, esa ciudad vacía comenzará a renacer.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
Óleo sobre lienzo
Darwin Córdoba
No hay comentarios.:
Publicar un comentario