UNA MARGARITA EN TU PELO
Una margarita en tu pelo,
blanca y sencilla,
como un destello de sol
en la tarde calma.
Tus cabellos viven,
ondulan con el viento,
se mezclan con el cielo,
azul y eterno.
Caminamos despacio,
el sendero de grava
crujiendo bajo nuestros pies,
mientras el sol se despide
detrás de las colinas.
Las sombras se alargan,
se estiran como gatos perezosos,
y el mundo parece detenerse,
suspendido en este instante.
Tu risa, melodía
que llena el aire de júbilo,
y la margarita en tu pelo,
un recordatorio de la fragilidad
y la belleza de lo efímero.
Cada pétalo, una palabra no dicha,
un susurro al viento,
una promesa de eternidad
en la brevedad del momento.
Nos sentamos junto al río,
el agua murmurando secretos,
recuerdos rescatados.
La luz dorada del atardecer
baña tu rostro,
y la margarita en tu pelo
parece brillar con luz propia.
Te miro, y en tus ojos
veo reflejado el universo,
infinito y misterioso,
como este amor que siento,
tan real y tan etéreo.
La margarita en tu pelo
se convierte en símbolo,
de todo lo que somos,
de todo lo que seremos.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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