Luna callejera
Luna callejera,
luna de mi cielo,
te deslizas en silencio
sobre las piedras dormidas,
amorosa te posas
en el volcán eterno,
como un suspiro de plata
que alumbra nuestra noche.
Las calles de mi San Juan de Pasto
tiemblan de frío,
cobijadas por tu luz,
y los tejados se inclinan
en un saludo lento,
como si quisieran abrazarte
en la quietud de la noche.
El viento murmura,
y las sombras se deshacen
bajo tu manto sereno.
Eres la guardiana de los sueños,
luna callejera,
que con tu resplandor
descubres los rincones
más secretos del alma.
Te miro desde mi ventana
y siento el peso dulce
de tu presencia,
una calma antigua
que susurra en los adoquines,
un eco lejano
que vibra en cada hoja,
en cada piedra,
en cada respiro de mi ciudad
que se acurruca en tu luz.
Luna de mi cielo,
amiga de los poetas
y los amantes,
en tu viaje eterno
dibuja en mi pecho
la huella de tu paso,
un rastro de claridad
que ilumine el sendero
en esta noche fría,
donde las estrellas callan
y solo tú, luna mía,
eres la voz que canta
en el silencio.
Luna misteriosa,
haz un alto en tu camino
y dime cómo le digo que la amo,
como se ama tu luz,
como se ama la vida,
como se ama la paz de tenerla
dormida en mi pecho
en una noche fría de luna encendida.
Jorge Alberto Narváez Ceballos
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