martes, 7 de junio de 2016

CARTAS DE AMOR No.9


Podría pasar tardes enteras contemplándola, es más, podría pasar la noche entera amando su figura de los pies a la cabeza, sólo tocándola con mis ojos, degustando su aliento, describiendo con mis sentidos sus leves sonidos, sus movimientos. 

Saber de usted casi a la perfección, conocer cada rincón, adivinar sus acciones; me permite anticiparla. Ayer por ejemplo sabía con certeza el color de sus pechos debajo de su suéter rojo o el olor de su sexo mientras bailamos, sabía que se iba a sonrojar cuando le dije que me había hecho acomodar mi pantalón pues mi cuerpo casi explota cuando bajó del taxi. 

Hay cosas que me las sé de memoria, sé por ejemplo que al mirarme de esa manera en que trata de escrutar mi alma, quiere que le ponga más atención a sus palabras, pero qué hacer si cuando se quita el sostén mis sentidos actúan de manera totalmente diferente y entonces sus labios se convierten en besos, no en palabras. 

Sé de usted tanto o más que de mí, sé que tiembla cuando beso detrás de su oreja, que le encantan mis besos en sus hombros y que la abrace después de hacer el amor sin decir nada, mirando el techo acariciando su cabello y sé que sólo a mí me permite que lo haga, pues odia que le toquen el cabello. Conozco cada una de sus pocas cicatrices y hasta hemos pasado horas recordando cómo se causaron y nos reímos a carcajadas de las anécdotas de su niñez.

Sé que cuando se queda callada hay algo que contar, pero si no cuenta es mejor no preguntar. Sé que me enamoré de sus mejillas cuando ríe y de cómo se ruborizan cuando se entrega al amor, sé de sus largos silencios mientras se viste y de sus pies pequeños.

Cuanto conozco de usted, hasta podría reconstruirla si me pusieran esa tarea. Sé más de usted que de mí, tanto que es más fácil buscarla que encontrarme.



La amo.

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