viernes, 3 de junio de 2016

CARTAS DE AMOR No.6


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Señora

Mi hermosa señora, mi hermosa y gran casualidad. Talvez nada de esto hubiera sucedido si no me hubiera sonreído, si no hubiera dejado en mi toda esa energía en el primer abrazo y si yo no hubiera perdido el miedo con mis primeras letras. 

Mi hermosa y tierna señora, mujer por encima de todo, suave y delicada, fuerte y decidida, cuanta falta me hace en estos momentos de melancolía. Dentro de usted es el único espacio en el que me siento seguro, a su lado he aprendido que el mundo es algo más que guerras o mentiras, que las tardes pueden ser grises y frías pero el calor de su piel lo vence todo.

Mi amor por usted me permite mirar en cada cosa lo hermoso de la vida, la oportunidad para arrancarle una sonrisa al peor momento. La ternura de sus ojos derriba todo obstáculo y el sabor de sus labios es un aliciente para llegar al final del día. No me importa que ni siquiera me responda una llamada, así lo entendí desde la primera vez y así lo sufro-gozo cada día.

Sobre su suave piel he dejado mi punto de partida y a la vez mi puerto de llegada y en su lencería blanca se me quedaron enredados los sueños, sus senos me llevaron a otra dimensión de la cual no regreso todavía y aún caminando por estas calles solitarias lejos de usted, siento el sabor en mis labios de su sexo. Todo me lleva a usted, hasta mis recuerdos más míos, esos en los cuales usted ni siquiera era una posibilidad incierta.

Mi señora hermosa, si usted supiera cuanto la pienso talvez no creería que tengo espacio para hacer cada cosa en la que me he metido. Pero aun así sigo viviendo, pensando en cada momento que pasamos juntos, en la curvatura que se levanta al final de su espalda, en sus lunares en el hombro, en sus suspiros cuando entro en usted que me llenan de esperanza en la vida y en el mundo, como si estuviera naciendo otra vez.

La amo, así este amor sea sólo una locura. Así sólo sea el camino hacia mi perdición o la cuota inicial de mí última entrega al amor, la amo y no me canso de decírselo o de escribírselo porque en los pocos momentos que pasamos juntos apenas puedo susurrarle al oído esto que siento para dejar el máximo del tiempo y de las fuerzas a complacer cada parte de usted con cada parte de mí.

Mi señora hermosa, mi vida, mi locura, mi tiempo presente sin pasado ni futuro, mi alegría, mi pequeño tesoro, mi tarde sin noche, mi noche repentina, mi pasión y mi incertidumbre constante, la amo con todas las fuerzas de mi cuerpo y con lo que me queda de espíritu.

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