sábado, 4 de abril de 2015

RESURRECCIÓN


Entonces lentamente empecé a resucitar de entre los muertos, no como una acción profana, sino como una acción real, de verdad lo hice después de recibir en mi moribundo cuerpo el aliento de sus besos.

Puse entonces toda mi esperanza en sus ojos, en la luz que me proyectaban cada vez que me miraba detenidamente. Sabía que era algo que me ataba a la vida y entonces, sólo entonces, regresé a la vida.

Eran momentos místicos y rituales. Sus dedos en los botones de mi camisa eran como pinceladas en un lienzo y sus susurros en mi oído como un coro de ángeles.

No exagero entonces si digo que resucité de entre los muertos, pues todo aquel que no pueda sentir todo lo que me hizo, me hace y me hará sentir, simplemente está muerto.


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