lunes, 14 de abril de 2014

SIMULACRO





“el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda

en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinaran por el olvido
como si fuese el camino de Santiago

el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite/
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrará los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido."

(Mario Benedetti/Ese gran simulacro)




Tengo tanto que decir que en realidad no se resume tan fácil. Decir por ejemplo que soy feliz a veces y que me muero por dentro, que leo los labios de la gente sin que me importe lo que estén diciendo. Decir que las noches son tan largas como largo sea el insomnio, decir que me duele verte pero que al final de cuentas también me gratifica, decir que ayer se me perdió un recuerdo y antes de ayer se me borró una caricia y que una noche de delirio volví a tu cuartito azul para robarme tu perfume, pero no te encontré…


Pienso que piensas que estoy loco y creo que tienes razón, si locura es todo lo que ya no eres, todo lo que niegas. Hoy no es ayer, tienes razón también en eso; que mal tan grave causo al sentarme a rumiar nostalgias, pero nostalgias que son al fin verdades.

¿Recuerdas?


Para nosotros todo era permitido, el amor, la amistad, una caricia furtiva, las palabras triviales y las frases profundas, las risas y las lágrimas, las verdades más puras, tus amores y los míos, tus sueños y mis amaneceres, los abrazos y las miradas cómplices.

¿Te das cuenta?


Éramos libres, libres de los falsos moralismos, de esquemas y parámetros, éramos felices y gozábamos de nuestros encuentros hasta el frenesí, éramos felices hasta el éxtasis, porque vivíamos el presente y recordábamos con alegría los momentos pasados, y el futuro, pues de ese no teníamos ni la más remota idea, al fin y al cabo desde el primer día nos dimos cuenta que no tendríamos porvenir, que una noche como esta ya no miraríamos juntos las estrellas.


Por eso disfrutamos todo cuanto pudimos, lo demás son puras conjeturas, parte de este eterno simulacro.


Pero no puedo negar que me duelen los recuerdos, tal vez también sea esta gripa que hace sudar a litros…


Hace unos años en medio de una rumba te pedí un beso y tú, tú me robaste el alma.     


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